domingo, 2 de diciembre de 2012

Metus.

Zu hurbil izatera; neure alboan egotera ohitu nahi ez baitut altxatu egin naiz. 
Ez dut, zuk ni ez nagoela konturatzeagatik, ­­­­­zu ohetik altxatzera ohitu nahi; baina, behintzat, uler iezadazu. Eta ez dut zure oroitzapenengandik neure burua ihes egiten ikusi nahi; ez dut nigan dagoen zure zati guztiaz libratu behar izan nahi. Ez ditut zeure keinuak, niri begiratzeko duzun era eta irteten zaizkizun irribarre erdi horiexek ahaztu behar izan nahi. Ez dut guretzat zer esan nahi duen eta zer esan nahi izan zuen hau guztia ahaztu behar izan nahi.
Zaila da gure artean gertatzen ari den guzti-guztia egunen batean ziur buka dadila eta ahaztu beharko dezadala imajinatzea eta, berriro, nire mugikorraren pantailan agertzen den telefono-zenbakia zurea ez izatera ohitu behar izatea.

Impulsus.

Que algo se rompa no significa que el mundo vaya a romperse.
Que no esté en tus próximos planes no significa que te estés equivocando, al creer que estás escribiéndolo rápido y con mala letra. No te asustes de las emociones, quédate con las pequeñas historias que te dieron un chute directo al corazón, y no con las que te impidieron dormir.
Échale la culpa a la vida que es la que quiere hacerte sentir y aunque te secuestre en un callejón sin salida,siempre va a quedar libre de cargos y se va a salir con la suya. El único encarcelado serás tú si no confiesas, si te mantienes en silencio; serás cómplice de no sentirte vivo. ¿Qué consigues restringiéndote a ti mismo?
Si te aferras a la costumbre, acabarás acostumbrándote a la sensación de que discutir es lo normal, de que sentir poco es lo normal; te acostumbrarás a las carencias, a las malas contestaciones y a los malos finales.
Si no te atreves a meterle mano a la libertad por miedo a perder el hábito, perderás todas esas cosas que no son las que te faltan, sino realmente lo que necesitas. Te voy a demostrar que no es pecado improvisar, nada es demasiado grande para no poder abarcarlo.
Pregúntate qué demonios es lo que quieres hacer, y con quién quieres hacerlo.
Aléjate de todo lo que te haga mal, y asume que las cosas no cambian, sino que evolucionan.

viernes, 30 de noviembre de 2012

A Deus.

En aquel momento toda definición de ''belleza'' quedó reducida a polvo. Pura fusión. Un choque frontal. Ese puto momento del que todos hablan que hace que se te pongan los dientes largos.
Debe ser entonces cuando todo rompecabezas parece un juego de críos y la mayor de las ecuaciones consiste en cómo hacer. Cómo hacer, para no desaparecer en combate. Desaparecer, si es que un día su sonrisa dijera ''Bienvenido''. E inconscientemente firmaras un contrato vitalicio.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Certitūdo.

Tan solo siendo capaz de reconocer uno mismo sus propias faltas y carencias y su correspondiente ignorancia llegará a un estado en el cual contemple (y solo contemple) la felicidad; en la lejanía, a través de un manto de incertidumbre y recelo, pero siempre con esperanza de poder alcanzarla.

sábado, 20 de octubre de 2012

Sapĕre.

Todo ser con ojos, boca, nariz, brazos y piernas, una suficiente capacidad discursiva, dialéctica, lógica y de razonar y unos valores estables basales, busca para sí mismo, e incluso para la sociedad en la que sobrevive, una felicidad real.
En este aspecto, no hay cabida para ideologías políticas, ni para distintas culturas y hábitos, ni para diferentes matices de negro o blanco; dicho así, el concepto queda marcado por un falso autoritarismo. Tampoco hay cabida para equivocaciones.
El principal objetivo de un ser racional y terrestre es encontrar la felicidad. Debe quedar claro que con ello, no me refiero a hallarla de cualquier manera. Es aquí donde los seres humanos diferimos: en la forma de encontrarla. La felicidad se halla en uno mismo y en el entorno el cual rodea al sujeto.

Y ahora bien, os preguntaréis, “¿¡Qué coño le ha dado a este por la filosofía y esos temas tan cuestionados!?”. A decir verdad, ni lo sé, ni me importa. Estoy cansado de los momentos puntuales felices y de la falsa esperanza de poder hallar algún día la felicidad; estoy cansado de que se me juzgue por mi edad corporal y no por mi madurez psíquica; estoy cansado del “Déjale, está en la edad del pavo.”; estoy cansado del “Qué pesado, siempre quejándote.”; estoy cansado de los “Y tú qué sabrás; no tienes ni idea.”; estoy cansado de todas aquellas personas que juzgan y opinan sin conocer; estoy cansado del falso paternalismo que ofrecen unos pocos a otros muchos; estoy cansado de distinciones ético-sociales y raciales; estoy cansado de ese sentimiento de frustración y fracaso que, tarde o temprano, es necesario; estoy cansado de que las personas no luchen por sus metas y objetivos; estoy cansado de predicar y defender lo que pienso; estoy cansado de que no piensen lo que predican y defienden; estoy cansado de que se me intente continuamente corromper con distintas ideologías políticas que lo único que buscan es el bien particular, el suyo. Estoy tan cansado de buscar la felicidad.

Electio.

 ...era como si, una noche cualquiera, en un bar cualquiera, un desconocido le hubiera invitado a una copa. Le hubiera dejado perderse en el cuello de su camisa. Para después, y sin previo aviso, desaparecer. Casi al mismo tiempo que desaparecieron los hielos de sus vasos.

Chsst chsst, eh, aquí arriba. Sí, sí, a ti te digo. Vamos, sé que puedes oírme, no te hagas el loco como sueles hacer continuamente. No puedes verme, es cierto, pero sí que puedes creer en mí, ¿no? Escúchame.
Si te hastía tu día a día, si buscas mayores retos, ¿por qué te limitas a vivir de ese modo? ¿Por qué no romper todos los moldes un día y viajar hasta el rincón más remoto del planeta? Si todos los aspectos de tu vida te parecen de lo más oprimentes, ¿no sería lo más lógico buscar la antítesis que te estabilizara ahí fuera?
Sinceramente, ya has vivido mucho. Tienes dieciséis y ni siquiera te has permitido el lujo de escucharte, te has limitado a seguir al rebaño. Muchos dirán que es una locura, además de inmaduro, poco realista e inverosímil. Pero, ¿te has parado a pensar alguna vez si lo realmente inverosímil es tu forma de vida actual?
Hazme caso, no soy cualquiera el que te lo dice, me conoces y te conozco de sobra. Somos viejos amigos. Sí has acertado, soy tu conciencia.

Viaxe ao fin do mundo.

Es tu día. Es mi día. Es nuestro día. Es el día en el que podemos empezar una vida juntos. Donde nadie nos encuentre. Muy lejos de aquí. Es el día en el que podemos romper las barreras de la utopía y empezar una realidad verosímil, sin ápices de complicaciones.
Hoy puede ser un día feliz, donde el Sol brille más que nunca, donde la alegría y la esperanza sean la cumbre de nuestras vidas y sueños. Sueños reales, sueños palpables, sueños alcanzables.
Con todo nuestro empeño y el apoyo de los nuestros, lo conseguiremos, lo sé. Será el mejor día, el mejor sueño, la mejor realidad.
Con una maleta vacía, un puñado de sentimientos en mano y zapatos capaces de saltar la más mínima vicisitud, zarparemos en busca de la vida; en busca de nuestro sueño por cumplir.
Será una nueva vida y un largo viaje, con logros y fracasos, victorias y derrotas, que afrontaremos con valentía, honestidad y humildad, allá lejos.
No será un camino fácil, no será una simple excursión, no será un sueño cualquiera. Pase lo que pase, juntos podremos contra todas las adversidades. Juntos forjaremos un nuevo futuro.
El destino nos guiará, será un amigo más, viajará siempre a nuestro lado, junto al cariño y al amor que un día cosechamos.
Probablemente nos duelan los pies. No importa, no hay nada que el tiempo no cure, y tenemos la vida entera por delante. Sabemos lo que queremos y queremos lo que soñamos. Vivir con austeridad, vivir con estoicismo, sin miedo al destino, sin miedo al dolor.

Exspectatio.

Cuando la belleza oculta de un cuadro desconocido despierta pasiones olvidadas en una mente despistada como la mía, es cuando sé que no llega a ser por esa asociación de conceptos inescrutables y ni siquiera recuerdo lo que es sentir.
Pero de igual manera sé apreciar la típica tarde tranquilita con un paquete de pipas y un frío polar que le obliga a uno a estarse quieto...y hablar de lo más caluroso posible, recordando al fin y al cabo, todo éso de lo que tantos ignorantes prescindieron.

Bon voyage.

Si combino una maleta, unos zapatos usados y un traje viejo y desteñido, un ticket de tren. Si encuentro esa foto antigua del anuario del colegio, si me da por llamar a mi mejor amigo de la infancia, si quito los cuadros de las paredes para sustituirlos por nada, si en vez de el móvil cojo la cámara y un cuaderno, si decido olvidarme de todo recordando. Si me tomo un té a media tarde. Si prefiero la poesía a la televisión, si prefiero besos mojados a abrazos secos. Si veo que hay mil y una razones para quedarme, será entonces cuando decida irme.
Lejos, por ahí. Donde todo me depare lo más oculto, desconocido e inexplorado. ¿Dónde encontrarme, dónde encontrarte?

Sentire quid volas.

Despertares somnolientos entre risas de burla. Mañanas rodeándome con tu brazo y despertándome con besos y caricias. Juraría no haberme levantado jamás solo para no tener que cambiar de postura.
Esas sábanas suaves y frescas que nos limpian de toda maldad de ahí fuera, ese espejo que toda imperfección refleja. Esas tablas de madera que a nuestro paso chirrían. Una puerta siempre recelosa a la hora de cerrarse y un manillar tan desgastado que parece no existir.
Mi incesante manía de observarte mientras duermes. Adoro cuando me miras sonriendo o cuando sonríes si me miras.
Espera un segundín, no te vayas, queda lo mejor: Me vuelve loco tu forma de despertarme mientras dices: ''Ey, dormilón, ¿sabes lo que te estás perdiendo ahí fuera ahora mismo? Corre, llegas tarde a tu vida''.

Totus.

Porque si nos encontramos en un lugar recóndito, entre pura naturaleza, perdidos entre arbustos, bayas venenosas, bichos que pican, pinchan, molestan, abrigados por un chaleco gordo e incómodo, sentados sobre una manta vieja, rajada, siendo alumbrados por un sol que ni calienta ni alumbra, y que encima amenaza con esconderse... porque si logro encontrarle la magia a toda desdicha en cualquier lugar, con cualquier paisaje de fondo y ropajes de cualquier manera... es muy probable que se den las condiciones idóneas para que me enamore de ti en ese mismo instante.
Porque no necesito lugares de ensueño ni vestimenta de gala ni una luz romántica y seductora... tu simple presencia es la que marca dónde (y cuándo) comienza a ser todo de tal manera.
Huir de todos los miedos, reproches, malas críticas y calcetines sucios que un día escondí bajo mi cama y perderme en islas paradisíacas entre aguas cristalinas y palmeras kilométricas. Contigo.

Tempus.

Vivo sin reloj. Me agobia la idea de pensar que un aparato con engranajes minúsculos y absurdos numeritos y manecillas me dirija el horario diario. Tampoco es tan malo vivir sin tiempo: acostarte cuando la luna asoma y despertar cuando lo hace el sol. O al revés.
Adoro eso de pasarme el día mirando el cielo. Observar las nubes, siempre juguetonas. Observar las manadas de pájaros y decir a un niño que van a casarse. Mirar el azul y ver que no hay héroe alguno surcándolo. Supongo que es esa inseguridad e ignorancia constante del ser humano la que nos lleva a necesitar héroes, ángeles de la guarda, amuletos de la buena suerte y, por qué no decirlo, a ti. A esos ojos que me da miedo mirar porque siempre predicen cada uno de mis movimientos. A ésos, que me juzgan y dominan sin parar. A esos criminales, que no me dejan dormir tranquilo, que hacen que me derrita, sin importar la hora que sea. Sin importar durante cuantísimo tiempo.

Felicitas passionis.

Sigo sin entender eso de que dos más dos es cuatro y no tiene ninguna salida más. Me aburren las películas de amor, estas que empiezas a verlas y ya sabes cuál será el final; no las soporto. Adoro los días en los que siento que no se puede querer más a alguien y aborrezco los que no quiero ni hablar con mi propia sombra.
Echar un polvo después de semanas de abstinencia me parece uno de los mayores placeres que hay en la vida, seguido de los viernes de pipas y las tardes de terapias de chocolate. Jamás escupiré en la calle pero nadie me va a quitar eso de lanzar el chicle desde la boca hasta la acera de enfrente.
Todos los bordillos sin excepción son amenazas de muerte para mí, pero sin embargo no hay reto ahí fuera que se me resista. Lo peor de todo es que sé ser el más egoísta, pero el más bondadoso al mismo tiempo y nunca me voy sin decir la última palabra.
Opino que nunca viene mal eso de quejarse de todo durante un día entero, la frase ''qué asco de vida'' nunca debería ser utilizada en vano y cantar cuando nadie te oye... ¡oh!, eso sí que me apasiona.

Tu egoque.

Ya puedes ir cancelando toda clase de plan o intención de alejarte, tan siquiera, dos centímetros de mí, ya que a estas alturas no me queda otra que retenerte. Así que quédate, instálate aquí cerquita y que no se te ocurra moverte; que todavía tengo demasiadas tonterías que confesarte, historias sin sentido que representarte y alguna que otra sonrisilla o lagrimilla que arrancarte. Y sobre todo, mucho por quererte. Mucho por querernos.

Quietāre.

Una luz. Una luz, allí, a lo lejos. ¡Dios!, llevo todo el día queriendo alcanzarla; es terriblemente atrayente. Tiene una fuerza que surte sobre mí un efecto devastador. Nadie lo entiende: dicen que es solo una insignificante luz, algo que brilla y que pronto se apagará. ¡Joder! Nadie me quiere escuchar, nadie quiere verla como yo la veo.
Me da igual, intento todo lo que puedo. La llamo; no viene. Intento reflejarme en ella para que pueda entrar en mí; nada. Busco en otros sitios algo que se le parezca; ni rastro. No puedo sustituirla, no sé hasta dónde puedo llegar para adelantarla y poder atraparla... y para variar empieza a oscurecer.
¡Mierda, mierda!, tengo que hacer algo rápido, su peor enemigo acecha y amenaza con arrebatármela. Y entonces es cuando realmente empiezo a dejarme la piel en ello. Grito, chillo, pataleo, intento quitarle el sitio... paso a relajarme, a engatusarla, a adularla... para terminar en la impotencia, la resignación, el cansancio. Y ella parece no inmutarse; parece rendirse al enemigo lenta y dolorosamente. Se va apagando, cada vez es menos nítida, la imagen.
Se acabó, es mía. Nadie va a arrebatármela. Y cuando digo nadie es nadie. Dejo que gane la oscuridad, que se la trague, que la absorba. Una vez más, como cada noche, desaparece. Pero yo sé que, en esa penumbra, se acordará de mí. Es inteligente y sabrá apreciar todo lo que hice por alcanzarla algún día. ¡Oh, sí!, vaya que sí lo sé. El Sol volverá cada mañana para recordarme que tengo que permanecer impertérrito en mi lucha. Y entonces estaré yo ahí para volver a intentarlo.

Exĭtus.

Me obsesiono irrevocablemente con el hecho de que ni tú ni nadie podrá identificar el mensaje oculto que puede esconder cada adoquín de la acera. Suena absurdo, ¿verdad? Pero tristemente es la realidad que vivimos día a día, ya que a medida vamos andando, construimos lo que en un futuro serán nuestros pilares; de modo que, por qué no explorar y empezar por aquello que nos mueve, que no es más que nuestros propios pies.
Dicen por ahí que la curiosidad mató. Yo no me creo nada, y defiendo su papel como impulsor; piénsalo, podría ser nuestro triunfo.

Splendor.

Y si tropieza, que tropiece, se caiga y se dé el trompazo de su vida. Y si le apetece llorar, que llore, que se deshidrate que se deje los ojos hechos un cristo. Que si le apetece comer, que se ponga ciego a profiteroles y luego apenas pueda vivir para contarlo. Si no le apetece vestirse, que salga en chándal día sí, otro también, y que si le apetece cambiar de canal, que se compre el satélite. Pero ante todo, si le apetece amar, que ame hasta quedarse el los huesos, ser consumido por las ojeras esperando su llamada, obsesionarse enfermizamente, desgastar el cerebro dándole vueltas a todas y cada una de las miradas de reojo que creer haberte perdido. ¡Que ame hasta morir de locura! Que haga lo inevitable, y bienvenido sea.

Pedōnis.

No entiendo (siendo la lógica aplastante, el razonamiento irrefutable, la conciencia y la moral más humana y tierna, nuestras mayores virtudes) el porqué de aquel rollo sobre la libertad y la capacidad de elegir, si al fin y al cabo, actuamos siempre de la manera más estúpida, infantil, predecible y desastrosa, con el mayor índice posible al fracaso.
Nadie nos habla de nuestra poca capacidad de predecir lo inevitable cuando, por puro capricho, nos da por no atender a la evidencia y actuar según nos dicte el momento, el viento o cualquier estupefaciente que hayan vertido furtivamente en nuestra bebida. Supongo que el masoquismo será un gaje más del oficio.

Flaccorum.

...así, quedas convencido de que, efectivamente, te encuentras donde debes estar, cuando debes estar. En el lugar y el momento exactos. Y que, contra todo pronóstico, estás siendo testigo de unas pocas cosas que hacen que todo se congele; todo, incluido tú. Y lo único que puedes hacer es preguntarte cuánto tiempo más pensaba Dios esperar para hacerte la entrega. Es ahí, en definitiva, cuando se convierte en eso, El Día.

martes, 17 de julio de 2012

Enyorança.

La imposibilidad de expresar este sentimiento de amor-impotencia proyecta en mi mente un cúmulo de sensaciones (tanto explosivas como nocivas) que me lleva a recordar el ayer; en el que escondíamos los "te quiero" y frenábamos lo innegable.

martes, 19 de junio de 2012

Idĕam.

No es tan difícil ni enredoso buscar la manera de que una persona seria, cuerda, organizada y sensata termine perdiendo los cabales, las maneras, las formas, los principios, el norte y el sur; termine poniendo su propio pellejo al límite, en la boca del lobo.
No resulta tan inverosímil la idea de agarrar un día una mochila e irme a que me recuerden por ahí todo lo que un día quise controlar y nunca pude. Cuesta más admitir todas las veces que puede llegar a escaparse de nuestras manos.

Fulgōrem.

Me dio por escucharlo, por pararme, darle al standby, y atender a toda aquella verborrea que, en parte, me parecía absurda. No supe si fue por el calor sofocante que hacía, por lo mal que había dormido o por el sabor tan sospechosamente amargo del café; dentro de mi hipnosis particular, creí tener algo de cordura.
Mejor no haberlo hecho, en mala hora se me ocurrió aquello. Un día que solo invitaba a ir a la playa. Silencio en todos los rincones de la calle, y yo tuve que elegirlo para meditar. Y tanto que parecía haber dicho: habló, habló, vaya si habló.
Resultó ser mi aburrido corazón. Resultó estar harto de no haber sido escuchado nunca en sus diecisiete años de vida. Resultó estar enfadadísimo, y resultó ser menos necio de lo que yo creí ser. Resultó ser el único que había intentado hablarme, resulté no ser merecedor de él. Resulté ser su maltratador personal y resulté ser un homicida. Resulté estar peor de lo que imaginaba, pero más vivo que nunca. Resultó ser el momento idóneo para dejarme de malas noches y pasar a tener los mejores días.
El calor me hizo delirar, posiblemente.

domingo, 10 de junio de 2012

ἰῶτα.

Siempre que todos y cada uno de mis escritos reflejen tu mirada y perfumen el aire de mi habitación; siempre que tus besos me dejen sin aliento y respiración; siempre que me sienta completamente protegido entre tus brazos; siempre que el contacto de nuestros cuerpos me produzca un curioso y positivo placer; siempre que seas capaz de aparecer en todos mis sueños; siempre que el sentir de tu mirada me hipnotice; siempre que ocupes en mi cabeza tres de los cuatro cuartos del día; siempre que me duela haberme perdido una de tus miradas de reojo; siempre que el simple hecho de imaginar tu ausencia a mi lado cause en mí el mismo dolor que un navajazo en el estómago; siempre que absolutamente todo lo que me rodea me recuerde a ti; siempre que te reflejes en mi mirada; siempre que me hagas creer en el amor; siempre, te querré.
Y bienvenido sea.

Chimaera.

¿Sabes qué? No me creo ninguna de las patrañas que me escupes. Me parece completamente inverosímil la idea de que exista un sentimiento tan fuerte y verdadero como el que me intentas hacer ver. No me creo que yo sea el destinatario de tan intenso cariño y afecto que se resume en el supuesto (e hipotético) amor.
¿Que qué es lo que creo? Se te ha ido totalmente la pinza. Dicho sentimiento solo puede ser fruto de la locura y de la ilusión que me intentas transmitir y contagiar. ¡Esto no es ningún juego! Todos podríamos salir perjudicados y heridos.
Ahora bien, dame razones y actos que demuestren la verdad que se esconde detrás de tus insignificantes y mordaces palabras. Éstas se las lleva el viento, ¿no es así? 
Y por qué no, ¡sal a la calle en bolas pregonando a los cuatro vientos que me amas (hasta que tu voz se desgarre por completo sufriendo la ira de la afonía)!
Hasta entonces, no me quieres.

Odĭum.

Tengo un puñado de sueños rotos unido a tus ansiosas ganas de irte de mi lado que culminan con un horroroso dolor que me oprime fuertemente el pecho, y que a su vez, termina con una vertiginosa y aplastante caída de mi orgullo. Ésta, a la vez, fuerza la pérdida absoluta de la estima por la que alguna vez sudé y luché y que nunca volveré a ver.

lunes, 23 de abril de 2012

Iōta.

Bendito encontronazo. Benditos caprichos que nunca llegamos a comprender; pero fuimos impulsados a seguir; sin leones, ni dragones, ni cocodrilos que protegieran nuestros fuertes; de estas veces que lo apuestas todo o nada, y jamás estarás más agradecido de haberlo hecho.

Sanctus.

Cuando el coste adicional por la pérdida no puede ser mayor, y buscar la panacea es casi obsesivo, se convierte en mantenerse en primera línea de fuego ante una absurda batalla ficticia.

jueves, 15 de marzo de 2012

Perfectum.

Fuego en sus venas que contraatacaba constantemente a un corazón helado hace ya tiempo. Llegó un ser insignificante, totalmente opuesto a todo lo que él viste, come, piensa, habla, siente, necesita, espera; pero resultó ser la única persona capaz de hacer que todo aquello encajara con él a la perfección.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Veni, vidi, non vici.

Podríamos perder la cabeza con toda la facilidad del mundo por un buen helado, por bañarnos en el mar de noche vestidos o por esa persona de ojos verdes que un día te guiñó un ojo... Pero no importa, olvidémoslo, o simplemente salgamos a buscar eso. Un guiño de ojos, un flirteo o el beso de nuestras vidas. Decididamente, me quedo con lo que tengo ahora. ¿Que tú decides ser X? Estupendo, seré Y. Prometo, así, seguir siendo tan rematadamente incomprensible hasta el resto de nuestros días... o simplemente hasta que recuperemos la cordura.
No sé si tendrá un final de cuentitos de hadas, así que procuraré que el transcurso sea el mejor de todos.

lunes, 20 de febrero de 2012

¿Algo más?

Es difícil no concentrarme en lo impensable. Vale, supongamos por una milésima de segundo que esa prohibición es tu persona. Tengamos en cuenta también que una media de cinco de cada diez minutos me los paso convenciéndome (que no autoengañándome) a mí mismo, y que no ha sido ninguna foto lo que me ha llevado a este recuerdo, solo la lluvia que cae. Es un día bastante frío y hostil, las calles están inhóspitas... algo me dice que mi mente también.
¿Sabías que tienes una sonrisa horrible? Es cruel. Despiadada. Puedo incluso afirmar que es la mayor manipuladora del planeta tierra. Juega sucio, siempre hace que me rinda... y termine deseando no haberme puesto en su contra. De estas veces en las que dices... mierda, me ha pillado. Y ahora ni Dios va a borrarme esta cara de imbécil. ¿Lo peor? No sentirme mal después, condicionarlo todo de manera que volverá a ser así mil y una veces. Todas las que llueva, truene... malditos días de lluvia de verano. Nunca traéis nada bueno.

viernes, 17 de febrero de 2012

Sortem, amicus.

Cuando se trata de conseguir(te) apuesto que en el fondo, existen razones de sobra para morir en el intento -si hiciera falta-, con todas las de ganar o perder, a pesar de la ceguera que pueden causar mil y una excusas absurdas o algún día lluvioso que otro… de estos en los que uno parece no haberse levantado con buen pie para remover cielo y tierra.

Intendere.

Ni el cómo, ni el cuándo, ni el porqué, ni la causa ni el efecto, ni el '¿Y si...?', ni el principio ni muchísimo menos, el final. Dar en el clavo. Finalmente, todo se reduce a eso. Y al cuerno con todo miedo absurdo a perder la compostura ante la más mínima señal de tu presencia.

domingo, 8 de enero de 2012

Respect.

El día en el que no se le señale a un negro por su color de piel.
El día en el que un homosexual pueda gritar su condición sexual sin ser linchado.
El día en el que millones de mujeres y hombres no sean menospreciados.
El día en el que los prejuicios sean un vago recuerdo.
Ese día, me iré feliz a la cama. Hasta entonces, ¡a cambiar el mundo y a luchar por el derecho, la libertad y el respeto!