sábado, 20 de octubre de 2012

Chsst chsst, eh, aquí arriba. Sí, sí, a ti te digo. Vamos, sé que puedes oírme, no te hagas el loco como sueles hacer continuamente. No puedes verme, es cierto, pero sí que puedes creer en mí, ¿no? Escúchame.
Si te hastía tu día a día, si buscas mayores retos, ¿por qué te limitas a vivir de ese modo? ¿Por qué no romper todos los moldes un día y viajar hasta el rincón más remoto del planeta? Si todos los aspectos de tu vida te parecen de lo más oprimentes, ¿no sería lo más lógico buscar la antítesis que te estabilizara ahí fuera?
Sinceramente, ya has vivido mucho. Tienes dieciséis y ni siquiera te has permitido el lujo de escucharte, te has limitado a seguir al rebaño. Muchos dirán que es una locura, además de inmaduro, poco realista e inverosímil. Pero, ¿te has parado a pensar alguna vez si lo realmente inverosímil es tu forma de vida actual?
Hazme caso, no soy cualquiera el que te lo dice, me conoces y te conozco de sobra. Somos viejos amigos. Sí has acertado, soy tu conciencia.

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