sábado, 20 de octubre de 2012

Felicitas passionis.

Sigo sin entender eso de que dos más dos es cuatro y no tiene ninguna salida más. Me aburren las películas de amor, estas que empiezas a verlas y ya sabes cuál será el final; no las soporto. Adoro los días en los que siento que no se puede querer más a alguien y aborrezco los que no quiero ni hablar con mi propia sombra.
Echar un polvo después de semanas de abstinencia me parece uno de los mayores placeres que hay en la vida, seguido de los viernes de pipas y las tardes de terapias de chocolate. Jamás escupiré en la calle pero nadie me va a quitar eso de lanzar el chicle desde la boca hasta la acera de enfrente.
Todos los bordillos sin excepción son amenazas de muerte para mí, pero sin embargo no hay reto ahí fuera que se me resista. Lo peor de todo es que sé ser el más egoísta, pero el más bondadoso al mismo tiempo y nunca me voy sin decir la última palabra.
Opino que nunca viene mal eso de quejarse de todo durante un día entero, la frase ''qué asco de vida'' nunca debería ser utilizada en vano y cantar cuando nadie te oye... ¡oh!, eso sí que me apasiona.

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