viernes, 21 de octubre de 2011

Facere.

Hola, viejo amigo. Me gustaría que me escucharas, por una vez en tu vida. Eres tú el que manda, yo solo soy una simple consejera. Tranquilo, no tocaré demasiado, tampoco tardaré; ven, siéntate y abre bien los oídos.


Has hecho muy bien; eso de no juzgar sin conocer. Es lo mejor que has podido hacer, excelente. Aun así, hueles tanto a respeto e igualdad, que apestas. Pero te has mantenido firme y constante, magnífico.

¿Te has hecho eco de lo que se rumorea sobre ti: eso por lo que luchaste a capa y espada sin ningún resultado, que siempre te ha inquietado, hasta tal punto, que un día perdiste la cordura? Exacto, nada.

Y si por algún casual, eso que te hace grande, ¿deja de hacerlo? Deberías empezar a pensar en no pensar. Paradójico, ¿verdad? Tienes que disfrutar de cada segundo que la vida te ofrece y regala. Debes liberar a tu mente, a tus cinco, seis, siete u ocho sentidos y experimentar todas esas sensaciones que la irritabilidad forastera y tu interminable paciencia han impedido.

Y si sientes que algo te cohíbe, te coarta, o incluso te impide alcanzar tus propias metas, deshazte de él. Por mucho que te cueste. Todo es por tu bien, Mikel. Aunque suene egoísta, aunque suene ambicioso, hazlo. No dejes que nada te frene; no obstante, no corras, tranquilo. Todo llega, y si no, es porque no debe llegar.

Son muchos los que están en tu mismo lado del precipicio, y que a pesar de su fuerte deseo por alcanzar el otro lado, caen al vacío convirtiéndose en olvido, en nada. Confío en que tú no lo harás, no fracasarás; de hecho, confío en tu triunfo. Debes darlo todo, y a la vez, nada.

No es ninguna reprimenda, ni siquiera es un consejo. Como bien sabes, las palabras se las lleva el viento, así que pasa a la acción, demuéstrame todo lo que te he enseñado y lo que siempre has sido. Lucha, sin cesar. Nunca te abandonaré. Puede que, hasta ahora, nunca me hayas percibido. Quizá tampoco sepas dónde estoy. Soy yo, tu intangible amiga, Alma.

Carpe diem, Mikel, ahora más que nunca.

Vos.

Lo sientes, ¿verdad? Sientes ese odio. El que te hace despertar día a día con ese ceño fruncido y con un funesto dolor en tu interior. El que te hace seguir maldiciendo, luchar contra todos, y todo; así destruyendo tu propia vida.
Déjalo ya, debes marcharte; ir a por lo que viniste a buscar y no encontraste. Ve y búscalo hasta reventar; hasta que los callos se monten entre otros. ¿A qué esperas? ¿Pretendes que te diga yo lo que debes buscar? Vuela, sueña, nada, salta, añora, levanta, grita, llora, rueda, corre, cae, ríe, tropiézate, ve; y lo más importante, nunca dejes de buscar.

domingo, 16 de octubre de 2011

Être.

Y pensar que un día cómo tú, yo y el vecino del quinto tuvimos mil sueños y medio por cumplir. Mil objetivos, algunos absurdos y otros no tanto, dispuestísimo a cumplirlos todos, aunque al mismo tiempo vivía algo atolondrado por algún que otro amor adolescente. Sí, de acuerdo, empleaba demasiado tiempo en pensar qué ponerse y eso de estar cinco minutos quieto no parecía ser para él. Tropezaba con frecuencia, reía con facilidad y cambiaba de dirección constantemente. Odiaba a nadie intentando mandar sobre él y era tan impulsivo que casi parecía imposible vivir así. Casi imposible sobrevivir, cuán imposible era seguirle el ritmo y mucho menos llegar a comprenderle siempre al %100. Vivía en el mundo al revés las 24h del día, y le importaba tan poco... era tan auténtico cómo ella quería serlo. Como tú, yo y el vecino del quinto podremos ser... quizá.

domingo, 9 de octubre de 2011

Sequire.

Enredándome en una espiral interminable de frustraciones infinitas que me llevan a poner en duda la habilidad que he podido obtener para trepar... en ese coñazo del que pocos disfrutan y todos hablan y creen conocer.
Todas las canciones ñoñas, las películas comerciales y los anuncios de bombones con formas de corazones... no tienen ni idea. No conocen ni una cuarta parte, no conocen los pros, los contras, las llamadas perdidas ni las miraditas de reojo absurdas. Y no tienen lo que hay que tener para mostrárnoslo a los ignorantes, antes de que, guiados por todo lo anterior, dejemos accidentalmente por el camino demasiados números de teléfono que jamás llamaron a nadie.

Prior in tempore.

Te pasas la vida entera corriendo. Corres, corres, corres. Sin descanso, sin parar (te a mirar) y sin prestar atención al color de los semáforos, a tus zapatos, a sus ojos. De camino vas perdiendo papeles, cosas que solías hacer en tu tiempo libre y esa mosca que tenías siempre detrás del oído incitándote a dejar de estudiar y pegarte la fiesta de tu vida. Mírate, ni siquiera sabes ya quién eres. Tienes ese aspecto triste, gris, industrial. Tan... tan de ciudad. No te importa, continúas subiendo peldaños, devorando obstáculos, aplastando la pereza, el sueño, la compasión. Pero llegas. Y dices jo-der... qué putada. Estoy en la cima del mundo y ni siquiera sé por dónde empezar a alegrarme. O junto a quién celebrar mi 'logro'.

lunes, 3 de octubre de 2011

Ferire.

Palabras cargadas de necedad y falsedad emitidas de unos labios tan mordazmente tuyos que ya termino por confundirlo con todo lo que quiero creer mío. Conexión. Después de tanto pedir... Vamos, haz un esfuerzo, sé que puedes. Sé que es la mayor de las falacias todo eso que me cuentas sobre olvidar, todo eso que predicas y aconsejas... todo eso de lo que pareces estar tan convencido. No me convence. Nunca lo hará.
Nunca lo ha hecho.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Perdu.

Hablemos de dejar de perder los nervios cuando algo que a priori parecía comprensible termina siendo el peor de los rompecabezas haciendo a su vez que una mente que parecía hasta ahora brillante haga ‘crack’ en menos de lo que canta un gallo... y en menos que coges tus llaves y llamas a mi puerta, con un cepillo de dientes y una muda limpia bajo los brazos.
Y es que lo cierto es que así quiero que sea en estos momentos. Rápido. Efectivo. Emotivo, verdadero, mordaz y sobretodo muy, pero que muy directo. Estoy aburrido de preámbulos y de andar siempre perdido. Hablemos de darle al on, qué demonios. Y adelante.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Ad hoc.

Presente en todos y cada uno de nuestros actos pero dominado por tan pocos...
Cuando mil miradas llevan a la locura, cuando comprendemos el sentido de tener una razón para vivir... Podemos tener mil y una razones para vivir, pero ¿qué ocurre cuando tu vida cobra sentido al enfocar todo tu ser en alguien?
Hay tantas reacciones... hay quienes se obsesionan hasta enfermar, hay quienes mueren sin haberlo olido, y se van, sintiendo que han vivido en vano. Sea cual sea su reacción, nadie, jamás, ha podido comprar nada semejante a ello. Miles de amantes se han estrujado el cerebro pero finalmente, todos llegan a una conclusión: Es tan hermoso como destructivo.
Se han realizado tantas y tantas locuras en nombre del amor en un intento inútil, quizá, de encontrarle explicación y poder así revelar uno de los mayores secretos que nos acechan... Pero, ¿y si...hubiera para él una definición distinta en cada corazón? ¿Y si del mismo modo que intentamos buscarle explicación...ésta llegara por sí sola mediante su experimentación?

Nos.

Aquel día salió sin peinar. Aquel día se levantó sin mirarse al espejo y logró aprobar su imagen sin poner reparos en nada de lo que veía.  Aquel día, se puso su ropa favorita, aquella que jamás se atrevía a ponerse y decidió comerse el mundo en menos de 24 horas.
Aquel día el aire parecía oler a algo diferente, la gente no parecía ser tan hostil como lo había parecido hasta entonces y haberse preocupado por parecerse a ellos le parecía absurdo. Por lo tanto, se dio cuenta que no debía fijarse en su parecer. Aquel día tomarse un helado de chocolate y vivir para contarlo sin complejos le supuso todo un logro heroico. Le importaba lo que pasaba en todas partes, desde una mosca a la que se le arrebataba la vida de un manotazo hasta un niño en Somalia desnutrido.
Aquel día comenzó a actuar como un ser humano y no como una copia barata de la gente de anuncio. Aquel día, cometió el mayor error de su vida, pero sí el error más humano que había cometido hasta entonces: Había decidido abandonarse al hecho de que debía vivir errando, lejos de la perfección que tanto había ansiado.

Logicae.

Llevo cavilándolo toda la mañana, y he llegado a la conclusión de que el amor reside en la mente, no en el corazón. No puedo asimilar el hecho de que un órgano que se limita a bombear y limpiar la sangre de nuestro cuerpo continuamente sea también capaz de atesorar todo el amor que podemos ser capaces de sentir. Que sea capaz de hacer un hueco a todo el que llegue, de memorizar todos los daños causados, de ayudarte a tomar las decisiones más importantes…
Estoy completamente seguro de que lo hace la mente. Sí, es más creíble, además de más inteligente y la veo más capacitada para semejante encomendación. Más resuelta, con más espacio y posee mayor capacidad de almacenamiento, no se puede comparar ni siquiera al disco duro de un ordenador.
Me ha convencido, el amor reside en la mente, por lo tanto, si quiero olvidar a alguien no tengo más que resetear el disco, y hacer hueco ahí para alguien más… Pero, entonces, si reside en la mente, y es todo tan fácil, ¿por qué siento que una fuerza desmedida me aprisiona el pecho?

sábado, 10 de septiembre de 2011

Ludare.

Cuando te hartas de oír aquello de ''Ey, pequeño, la vida es corta y solamente tenemos una, aprovéchala al máximo''. Y tú coges y empiezas a bebértelo todo. Miles de días de fiesta se quedan cortos para ti. Te olvidas de religiones, prejuicios, horarios y decides comenzar a vivir solo por placer. Te olvidas de la preocupación, el miedo, de la nostalgia, del amor absurdo de telenovela. Y te olvidas de tener cuidado también... hasta que te das cuenta de que es demasiado tarde. Has pasado tantísimo tiempo intentando follarte la vida que olvidaste cómo se hacía el amor.
Y es cuándo sientes que ésa sí que ha sido una gran pérdida de tiempo.

lunes, 22 de agosto de 2011

A mí.

Que no, que no tienes razón. No todo es homogéneo como tú te empeñas en convertirlo todo, que hay matices imperceptibles para ti. Ésa es la parte más triste, la verdad. Es cierto que tú le pones límite a todo lo existente y sí, me resulta odioso tener que admitirlo pero es cierto lo que dices sobre mi flaqueza, a la hora de imponerme. No soy capaz de salvarte en tu cabezonería, ni en tu rebeldía, ni en tu dichosa ceguera o sordera. ¿Y sabes qué es lo peor? Que me lo estás contagiando todo.

Ridere.

Por todas las sonrisas escondidas que nunca salieron. Por abrazos perdidos entre besos encontrados. Por saludos con sabor a despedida, con despedidas con sabor a reencuentro. Por tener y dejar de tener, por perder sabiendo que aún tienes. Por no querer, sino desear fervientemente y brindar por las mayores insignificancias...siendo el mayor acontecimiento para ti.
Por beber y por llorar todo lo que algún día cierto viejo marinero cantó, y reírnos de todo el que vaya a trabajar con sueño y ojeras. Por aplaudir cada vez que nos hacen reír y envidiar esos hoyuelos tuyos que salen sin querer. Por odiar los lunes y los domingos aún más, por resignarme a dejar de escucharte cada vez que cuelgo el teléfono.
Por darte un beso cada vez que cierro los ojos y comerme la vida a pequeños bocaditos de insaciable hambre. Por pensar que un abrazo tuyo cura cualquier cosa... Bienvenido a mi mundo.

Immortālis.

Sonreír a un amanecer, pasar el dedo por todas las paredes y las vallas que vea. Jugar con cualquier niño desconocido, decir ''¡Qué pelos!'' cada vez que me miro en un espejo.

Respirar de tu aire porque es realmente a lo que he venido hoy. Es difícil no echarte de menos, es difícil no quererte y es difícil no admitirlo también.
Así que ven, susúrramelo por primera y no última vez al oído, dime que necesitas respirar de mi aire también. Perderme en ese mundo que inventé para los dos, aun sabiendo que ni lo conoces ni debería haberlo inventado.
Oh, besarte y sentir que todo me da vueltas...para más tarde recapacitar y saber que es solo un beso. Pero yo seguiré pensando que es un beso de los tuyos.
Me encanta que me abraces sin razón aparente.
Agarrar tu mano y sentirme inmortal.

domingo, 21 de agosto de 2011

Magiae.

Sin razón alguna. Sin ningún objetivo fijo y, aparentemente también, a cambio de nada. Y diréis, ‘¿qué demonios haces aquí entonces?’ Y yo os digo, no tengo ni idea. Ni la más remota idea.
Pero dios, ¡me gusta tanto estar aquí!

Desidii.

Cuando la tentación gana a la realidad. Cuando el riesgo a morir en el camino entre lo bueno y lo malo se vuelve insignificante... cuando cosas como el dolor parecen minucias. Cuando huyo de lo que me atormenta... para caer en una tempestad.
Cuando me importa un bledo el porqué y me concentro en el QUIERO.

Exstinctio.

Que no, que ya son muchos teje-manejes, muchos tira y afloja, demasiados rifirrafes.
Que quiero dejarme de sandeces y empezar a comportarme como a mí me dé la real gana en todo momento...que ya es mucho tiempo escuchando el viento.
Que se acabó eso de ser espectador, para pasar a ser actor.. Para empezar a leer guiones, a actuar...y dejar de comer palomitas y dramatizar.
Y qué demonios, agarrar el toro por los cuernos, porque ya que no tiene solución, ¿por qué no reírnos de ello?
Ha llegado la hora de que sea yo el que se suba al escenario a recibir aplausos.

viernes, 19 de agosto de 2011

Rugitus, non rudis.

Necesito cuatro palabras sobre un piano viejo y desgastado, a poder ser que suene como los ángeles y tenga un color más bien marrón pardo, tirando a burdeos. De estos con los que suscitas toda envidia posible al tocarlos. Pero espera, es que además voy a permitirme ser bien exigente, para una vez que pido: No quiero cualquier tipo de palabrería burda e impersonal. No quiero que me digas lo que todos quieren o queremos oír. Hazme ese pequeño favor, y dime todo lo que tantas veces dijeron...de manera que me suene cada vez como si fuese desconocido. Y después, me caiga de espaldas satisfecho.

Lucis.

Por cada dos pasitos avanzados, nacidos de ochenta caídas, rabietas, gritos, lloros y discursos. Por todas las agujetas en los gemelos, por la frustración y el sentimiento de no poder llegar a hacerlo. Por el miedo al vaso, al paso, al fracaso. Por las lágrimas vertidas al ver que, gracias a cierta personita que vino, lo habíamos logrado.

Lucta.

Deja de lamentarte por tu suerte en tu bochornosa habitación, desordenada, abandonada a la inmundicia, y convéncete y prométete a ti mismo recuperarte. Levantar y resurgir de tus cenizas.
Deja de una maldita vez de decir soeces y de ser hostil. No llegarás a nada. Y comienza a actuar, a enfrentarte a todo huracán que se te interponga.
Demonios, abre la ventana de tu habitación de una vez por todas y deja entrar el aire puro y fresco en ella. Respira vida, como nunca antes lo habías hecho.

Satisfactio.

Y voy a correr por un campo desierto lleno de flores que piquen, de ortigas que huelan mal y de hierba que esté sequísima, de tierra cuarteada y bichos más grandes que mi puño observándome desde todos los rincones, con intención de morderme y pegarme todo tipo de enfermedades horrendas que seguro, crearían un bonito parte médico.
Voy a tropezarme con todos y cada uno de los montículos, agujeros, bifurcaciones o rayas de lápiz que encuentre a mi paso mientras corro como un loco y le insulto al viento. Luego, me reiré de mi estupidez y me tumbaré con la respiración agitada, disfrutando de esos tres minutos y medio de absoluta euforia que he vivido. Porque como todo, pasan pocas veces, así que prefiero cogerlos con ganas.

Perditio.

Una serie de malentendidos y reflexiones sospechosamente inexactos que desembocan en una duda y una confusión casi mayor que al principio de tal meditación, lo cual nos hace ver que pensar en lo irrevocablemente desconocido puede llevarnos a la desorientación completa en una odisea repleta de contradicciones ilógicas.

martes, 16 de agosto de 2011

Viaje.

Pero luego llega el hemisferio sur de mi confusa conciencia que me dice que ése es especial, diseñado por manos de algún genio anciano residente en una pequeña cabaña de madera, tan alejado de la maldad y lo superficial de la ciudad, que no podría haber sido confeccionado con más bondad. Y es cuando me doy cuenta de que lo que deseo no es el ropaje en sí, sino comprender la forma de vida de un artesano que, al fin y al cabo, supo elegir... y hacer frente. De vez en cuando me gustaría ser costurero para poder coser ciertas cositas a mi medida.

lunes, 15 de agosto de 2011

Razones.

Sólo necesito mi razón para cerciorarme de que, efectivamente, nunca mentimos si decimos que no nos falta de nada. Somos insatisfechos e insaciables por naturaleza, egoístas y derrochadores por mucho que intentemos echarle la culpa a la presión social pero... yo, sintiéndolo mucho, me quedo contigo. Y que se vaya a freír espárragos el consumismo, la gente materialista y el amor idealizado mediante películas moñas que no llevan a ninguna parte. Sé lo que tengo, sé lo que me hago, sé lo que hay. Eres todo lo que necesito.

Indolencia.

Y es cuando llegan mis ganas insaciables de tumbarme un día entero en pantalones cortos y sin camiseta en un parque, al sol, achicharrarme si hace falta. Limpiar mi alma, teñir mi piel. Hacer que mis ojos parezcan más verdes que nunca, mi pelo más negro... y tu sonrisa más resplandeciente que cualquiera de los rayos que se dejan caer por el césped. Más que cualquiera. Oler a verano, a flores, a playa y crema. A mar... a sal y un poquito (sólo un poco) a ti.

Dejarme los ojos mirando las nubes para finalmente descubrir que son tan abstractas y cambiantes como podemos llegar a serlo nosotros... ¿o era yo el único que enloquecía intentando darte forma? Mantén ese misterio...queda mucho sol por delante.

Cohibitio: mors.

Como un árbol sin raíces buscando un lugar fértil donde asentarse...como un caballo salvaje que se niega a ser domado. Pero secretamente, es esclavo de su propia testarudez. Como cuando lo más absurdo parece el apocalipsis y nos negamos a verlo solo porque es más cómodo actuar como críos. Cuando odiamos haber actuado de ese modo.
Cuando se admite todo lo anterior en el momento preciso, bienvenido a la vida.

sábado, 13 de agosto de 2011

A una comunidad nada empática.

Toda la mierda, toda esta mierda. La puta sociedad en la que vivimos. Toda esa gente que no valora lo que tiene, que no sabe lo que ha adquirido por el mero hecho de nacer donde ha nacido. Todo ese racismo. Toda la xenofobia que se respira y que, desgraciadamente, cubre el mundo. Todo el sufrimiento y dolor vivido por millones de personas, que todos conocemos, pero ninguno imaginamos.
Sin embargo, todavía quedan claros sin contaminar. Hay, repartidas por el mundo, personas, a las que podríamos llamar ángeles, que luchan, pacíficamente, por el respeto, la tolerancia y la igualdad entre diferentes culturas, costumbres y razas. Gente fea, lista, blanca, negra, azul y morada. ¡Qué más da cómo sean! La confianza y seguridad que transmiten es envidiable. Yo la envidio, muchos lo hacen. Y no es para menos.
Me gustaría ir a cualquier sitio del mundo, Melilla mismamente, coger de la mano a uno, o no, a todos esos marroquíes, que desde la barrera melillense ansían tocar territorio español, y pisarla. Pisar ese obstáculo. No solo físico. También moral. Haríamos factible esa actual utopía. Significaría que todos seríamos un poco más libres, menos dependientes, incluso tú o yo.
Todo esto suena a tópico, pero es una realidad, una muy triste verdad de una sociedad en la que vivimos. Causada por... Bah, qué más da qué o quién lo haya causado. Lo importante es que debemos solucionarlo. De cualquier manera no ofensiva ni atacante. Todo el mundo, repito, todo el mundo, sin importar la raza, edad, medida, peso, situación civil, color de piel 0 cultura, ¡todo el mundo!, deberíamos respetar y cooperar.
Esto no es ninguna reivindicación. Es una simple opinión; humilde, de un don nadie.
Esperanza.