Como un árbol sin raíces buscando un lugar fértil donde asentarse...como un caballo salvaje que se niega a ser domado. Pero secretamente, es esclavo de su propia testarudez. Como cuando lo más absurdo parece el apocalipsis y nos negamos a verlo solo porque es más cómodo actuar como críos. Cuando odiamos haber actuado de ese modo.
Cuando se admite todo lo anterior en el momento preciso, bienvenido a la vida.
No hace falta que comente verdad?
ResponderEliminarLa testarudez no es mala, si la obsesion por mantenerla firme