domingo, 16 de octubre de 2011

Être.

Y pensar que un día cómo tú, yo y el vecino del quinto tuvimos mil sueños y medio por cumplir. Mil objetivos, algunos absurdos y otros no tanto, dispuestísimo a cumplirlos todos, aunque al mismo tiempo vivía algo atolondrado por algún que otro amor adolescente. Sí, de acuerdo, empleaba demasiado tiempo en pensar qué ponerse y eso de estar cinco minutos quieto no parecía ser para él. Tropezaba con frecuencia, reía con facilidad y cambiaba de dirección constantemente. Odiaba a nadie intentando mandar sobre él y era tan impulsivo que casi parecía imposible vivir así. Casi imposible sobrevivir, cuán imposible era seguirle el ritmo y mucho menos llegar a comprenderle siempre al %100. Vivía en el mundo al revés las 24h del día, y le importaba tan poco... era tan auténtico cómo ella quería serlo. Como tú, yo y el vecino del quinto podremos ser... quizá.

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