Cuando la belleza oculta de un cuadro desconocido despierta pasiones olvidadas en una mente despistada como la mía, es cuando sé que no llega a ser por esa asociación de conceptos inescrutables y ni siquiera recuerdo lo que es sentir.
Pero de igual manera sé apreciar la típica tarde tranquilita con un paquete de pipas y un frío polar que le obliga a uno a estarse quieto...y hablar de lo más caluroso posible, recordando al fin y al cabo, todo éso de lo que tantos ignorantes prescindieron.
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