sábado, 20 de octubre de 2012

Pedōnis.

No entiendo (siendo la lógica aplastante, el razonamiento irrefutable, la conciencia y la moral más humana y tierna, nuestras mayores virtudes) el porqué de aquel rollo sobre la libertad y la capacidad de elegir, si al fin y al cabo, actuamos siempre de la manera más estúpida, infantil, predecible y desastrosa, con el mayor índice posible al fracaso.
Nadie nos habla de nuestra poca capacidad de predecir lo inevitable cuando, por puro capricho, nos da por no atender a la evidencia y actuar según nos dicte el momento, el viento o cualquier estupefaciente que hayan vertido furtivamente en nuestra bebida. Supongo que el masoquismo será un gaje más del oficio.

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